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“Haikus Bilardo” en Urbe Salvaje


Passarella decidió subir a campo contrario. Restaban escasos minutos y Argentina estaba quedando fuera del Mundial de México 86.
Poco había del Passarella campeón del mundo el 78. Ya en España la defensa argentina, liderada por él, había sido un pasadizo. Ahora, en el Monumental de Núñez, el Perú del zurdito César Cueto estaba haciendo la hazaña ganando por 2 a 1.
Passarella estaba exhausto. Tenía 33 años y, de perder, se acababa su carrera y la posibilidad de jugar un tercer Mundial. Si Argentina era eliminada también finalizaba la era Bilardo, que había comenzado, justamente en un amistoso con Chile en Santiago, el 12 de mayo del 83.
A los 36 minutos del segundo tiempo se produjo un córner. Passarella ya había subido. Garré dirige el balón al corazón del área pero la defensa peruana rechaza, y la pelota cae en los pies de Burruchaga, que envía un desesperado centro hacia la derecha. Ahí estaba Passarella, quien amortigua con el pecho y dispara con fuerza. El balón —que se escabulle de las manos de Acasuzo— pega en el palo y caprichoso hace una parábola por toda la linea hasta que Ricardo Gareca, finalmente, aparece en carrera y la mete dentro.
El Gráfico (1986).
Argentina, de milagro, sacaba pasajes a México 86 sin saber que estaban próximos a escribir la más bella historia del fútbol rioplatense.
Nadie sospecharía, también, que los Mundiales de México 86 e Italia 90 serían la génesis de un libro de José María Marcos y Fernando Figueras, titulado Haikus Bilardo.

PERO ¿QUÉ ES ESTO DEL HAIKU?

El haiku es una especie de pensamiento poético que se origina ante el asombro frente a la naturaleza. Por ello es totalmente factible la creación de haikus, pero ahora frente a la naturaleza humana en el fútbol. La naturaleza del cuerpo  y sus misterios, pero también la de los valores éticos y morales que derivan de un futbolista. El ser humano en su máxima expresión. Sin embargo el hombre es imperfecto. ¿Qué duda cabe? Maradona es un futbolista. Diego es un hombre.

QUISIMOS SABER MÁS SOBRE ESTE LIBRO
 
Haikus Bilardo en la 40º Feria del Libro de Buenos Aires.
—¿Es un libro para los amantes de la poesía, de la poesía japonesa, o para los amantes del fútbol?
José María Marcos, uno de sus autores, nos explica: —Escribimos este libro para volcar las emociones vividas durante los mundiales de fútbol 86 y 90, donde la Selección Argentina salió campeón y subcampeón, respectivamente. Con anterioridad, había tenido la idea de recrearlos a través del poema epinicio, que es una oda que se utilizaba en Grecia para exaltar las proezas en los juegos olímpicos, ya que ambos mundiales marcaron mi niñez y juventud, al igual que le sucedió a muchos de mi edad. Empecé a escribir algunos versos, pero no estaba contento con el resultado. La idea quedó archivada. Un tiempo después conversando con Fernando Figueras llegamos a la conclusión de que la estructura de los haikus, con versos de 5, 7 y 5 sílabas, se parecía a una formación de fútbol. Empezamos a bromear que tendríamos que inventar un personaje que fuera poeta y escribiera haikus con la métrica de 3, 5 y 2 versos, en homenaje a la forma en que el entrenador Carlos Salvador Bilardo paraba a su equipo en la cancha: con 2 defensores, 5 volantes y dos delanteros. Al final, nosotros asumimos el rol de ese poeta y nació Haikus Bilardo, que desde su publicación ha tenido lectores diversos, desde amantes de la poesía hasta apasionados por el fútbol, pues, en definitiva, se habla de la vida a través de la lírica del fútbol y de la práctica popular del haiku (tal como se concibe en Japón). 
José María Marcos, Carlos Salvador Bilardo y Fernando Figueras.
—En el 86, antes del Mundial de México, el equipo argentino era un equipo que logró clasificar por un milagro. Nadie daba un peso por ellos. Sin embargo llegan a lo alto, al título. ¿La obtención del Mundial fue por un logro colectivo?
—Tanto el 86 como el 90 son logros colectivos. El fútbol es un deporte grupal. Por este mismo motivo, Haikus Bilardo terminó siendo una obra escrita en colaboración, con la participación del dibujante Matías Berneman y más de cincuenta invitados que contaron anécdotas en un epílogo.
—¿Qué tan importante fue Bilardo? ¿O fue Maradona el que ganó el Mundial?
—Ambos son figuras clave, sin duda. Pero para ser justos la Selección Argentina del 86 estuvo compuesta por un conjunto de jugadorazos que en esos días alcanzaron la cima de la gloria —señala José María Marcos.
—Ustedes señalan que Argentina jugó como quiso en 1986; a diferencia de lo que ocurrió en Italia 90, donde jugaron como pudieron. En el 90 convivieron con la derrota (al inicio y en la final), lo que tal vez le da un valor agregado. ¿Qué tan loable es que un equipo aprenda a vivir con las dificultades?
—De eso habla el libro. De aprender a vivir. A veces lo hacemos como queremos, como deseamos; y la mayoría de las veces como podemos, interpelando nuestros anhelos con la realidad.
—¿Existió un Charly García del fútbol argentino?
José María Marcos responde: —Si alguien lo es, ese es Maradona. Por algo, Charly junto a Claudio Gabis le hicieron la canción “Maradona Blues”. Al tema lo pueden encontrar en Youtube. En su libro Líneas paralelas (2013), Charly García habla de su admiración por Diego y contó la siguiente anécdota: “Una vez hice el dibujo de un gol y le pedí a Maradona que lo hiciera exactamente cómo lo había imaginado. Le dije que era una prueba de amistad. El partido se jugaba en cancha de Boca, y Diego pudo haber marcado otros goles. Pero no; esperó tranquilo para hacer exactamente el que yo había dibujado”.
—Patear un penal. Parece fácil pero no lo es. Es como hacer un poema. Hay que ser creativo y arrojado. Vencer el miedo. Y no angustiarse ante el triunfo o el fracaso. El poeta como el pateador han entregado lo mejor de sí.
Fernando Figueras hace una acotación importante: —A veces para patear un penal no hace falta ser tan creativo. Más bien es necesario hacer lo que dice el manual: “Pegale fuerte, arriba”. Eso sí, que entre. Con la poesía, a veces, sucede lo mismo. Las poesías súper creativas y experimentales de E.E. Cummings son insoportables. Todos lo recordaremos por cosas como esta: “Me gusta tu cuerpo. / Me gusta lo que hace, / y sus cómo. Me gusta sentir de tu cuerpo / la columna y sus huesos, y el temblor, / firmeza-suavidad y lo que / una vez y otra y otra vez voy a besar”. ¿Fue muy creativo? No. Pero la metió en un ángulo.

MUNDIAL DE MÉXICO 1986

Butragueño.
Les pregunto a José María Marcos y Fernando Figueras por algunos jugadores y el momento que vivieron en esos Mundiales.
—Butragueño, ¿asesino o adolescente?
JMM contesta: —El Buitre tuvo su momento de mayor gloria cuando marcó cuatro goles en el 5-1 con que España derrotó a Dinamarca, uno de los candidatos. Cuando Bélgica dejó afuera a España, Bilardo dijo: “Señores, han eliminado a España, no jugaremos contra Butragueño. Estamos en la final del Campeonato del Mundo”.
—Sócrates, ¿un intelectual, un médico, un filósofo?
JMM: —Un jugador del Renacimiento. En 1983 había dicho “Quiero morir un domingo y con el Corinthians campeón”. Murió la madrugada del domingo 4 de diciembre de 2011, el día en que su equipo lograba el campeonato por la tarde.
—Borghi, ¿virgen o huérfano?
—Ante todo, Claudio Borghi era un jugadorazo —responde Fernando Figueras.
Lineker.
—Lineker, ¿un autómata que olía el gol?
FF: —Un capo: gran goleador. Nunca le pusieron una tarjeta amarilla. Dijo esto: “El fútbol es un juego simple: 22 hombres corren detrás de un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes siempre ganan”.
—Pfaff, una especie de gigante egoísta con su valla.
JMM: —King Kong defendiendo el Empire State.
—Passarella, ¿acabado o suplente?
JMM: —Es el único jugador argentino campeón del mundo en 1978 (como capitán) y 1986 (como suplente). Como entrenador de la selección compitió en el Mundial 1998. Una pena que se preocupara tanto de que sus jugadores llevasen el pelo corto y no usaran aro, como si eso los hiciese mejor o peor futbolistas. 
Diego Armando Maradona y Daniel Passarella.
MUNDIAL DE ITALIA 1990

Cannigia.
Poco después de que Argentina se coronara Campeón del Mundo apareció un muchachito, de pelo largo y rubio, en las inferiores de River. Era velocísimo y el Bambino Veira decidió probarlo en Primera. Fue un éxito total. Gambeteador, rápido y encarador. No tenía miedo. El pibe pintaba para crack. ¿Su nombre? Claudio Paul Caniggia.
—Caniggia, ¿Rolling Stone o sex symbol?
Fernando Figueras responde: —Uno de los pocos tipos que, en un deporte donde todos dramatizan, jugaba al fútbol y se reía. Gran capacidad para definir y para manejar la pelota en velocidad. Y un sex symbol, además. Pero no Rolling Stone. Se parecía a Bon Jovi.
—Klinsmann, ¿un BMW, un Mercedes o un Wolkswagen?
JMM: —Un Panzer hasta que el defensor argentino Monzón lo cruzó en la final del mundo con una plancha.

Gascoigne.
—Gascoigne, ¿Dionisio o un amateur empedernido?
—Los antiguos griegos no consideraban a Dionisio y Apolo como opuestos o rivales, sino como complementos necesarios. Con un poco de ayuda de Apolo, hubiera sido mejor jugador, sin dejar de lado su lado dionisiaco —sentencia José María Marcos.
—Roberto Baggio, ¿Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci?
Fernando Figueras contesta: —Un Miguel Ángel que ha sabido sacarle mucho jugo a su paleta.
—Valderrama, ¿cumbia o agua oxigenada?
—Cumbia, ¡y de la buena!
—¿Fue el fútbol la última pasión del siglo XX?
—No lo sé, pero como espectáculo es cada vez más malo y se mantiene vivo sólo por la pasión y el fanatismo. Los otros deportes se modernizan, cambian sus reglas y se hacen más vistosos y emotivos. El fútbol no. Tanto el reglamento como su aplicación, parecen estar a favor de que haya pocos goles, lo cual no tiene sentido. Y está tan estudiado que se vuelve previsible y monótono, salvo en los partidos en los que juega un genio. Pero cada vez hay menos —responde Fernando Figueras un poco decepcionado.
Dante Panzeri (1921-1978).
—¿En qué momento el fútbol dejó de ser amateur y se transformó en una empresa?
José María Marcos señala: —En Argentina, una obra ya clásica del periodismo deportivo es Fútbol. Dinámica de los impensado (1967), de Dante Panzeri (1921-1978), quien ya en la década del 60 afirmaba que los males del fútbol se debían a que “se convirtió en un negocio”. “El fútbol, para ser serio, tiene que ser juego”, afirmaba. Con honestidad brutal, en el mismo libro escribió: “Este libro no sirve para nada”, indicando que un texto no ayuda a aprender a jugar, dirigir o describir el fútbol de forma definitiva. Después de tantos años, creo la sentencia lleva la carga de que se trata de un proceso que no tiene marcha atrás, y el gran Panzeri lo sabía, muy a su pesar. Cuán importante será esta obra que en 2011 se editó en España como novedad.
—¿Es un entrenador ultraconservador un cobarde y timorato por excelencia?
—Depende. Si con esa fórmula gana, se lo considera un gran estratega —señala Fernando Figueras.
Pero José María Marcos da otra opinión: —Un ultra conservador, cobarde y timorato, no puede llegar a la cumbre de los dioses.

EDITORIAL MUERDE MUERTOS

CONTACTO: Si alguien quiere conseguir Haikus Bilardo, debe escribir a Distribuidora Mal Pascal: malpascal@yahoo.com.ar (Sr. Carlos).