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Di Nucchi es un signo de los tiempos

Reseña de Quepobrestán (nouvelle divague), de Fernando Figueras (Muerde Muertos, 2013), por Juliano Ortiz para CRAC! Magazine

Que Quepobrestán sea una colonia argentina, ya es un indicador de lo que podemos esperar con el transcurso de la lectura. Anclada en la nouvelle divague, género que el autor dice haber fundado (quizás sea una característica sine qua non, el declarar esto y divagar desde el mismo origen del estilo) la novela es un sinnúmero de hechos absurdos que sorprenden ante un recorrido que puede deparar cualquier cosa para el protagonista.
“El sentido de nuestra vida es absurdo”, dice el escritor Felipe Soto, y aunque la cita parece ser más existencial que literaria, sirve para delinear la vida de Federico De Nucchi, el personaje principal, al cual lo ilógico lo enfrenta a situaciones que otro mortal saldría corriendo. De Nucchi no escapa, le pone el pecho a las balas y convive con la ironía, el erotismo, el humor, los imprevistos y los mezcla para llevar al lector de la mano y que no salga despavorido.
Di Nucchi es un signo de los tiempos. Fracasado, insatisfecho, incrédulo en lo concerniente al amor, ve pasar sus días sin esperanza ni ánimo de que ocurra un milagro y su existencia cambie. Pero, no todo mal dura cien años y se encuentra con una noticia que lo trasformará. Se ha hecho acreedor a un premio literario consistente en 300 cuitas, a pagarse en persona en la República Quepobrestán. Sí, como lo lee, desde el mismo nombre no nos deja ninguna duda de que, en ese lugar misterioso, solo pueden suceder raros acontecimientos.
Y como buen exponente de la nouvelle divague, estos raros acontecimientos se inician en el aeropuerto desde donde De Nucchi comienza su viaje hacia ese ignoto país. Así, mientras la historia se desgrana, conocerá a un mafioso, un guardaespaldas, un par de naturales de la región, las contadoras y a Mariela, una mujer de la que no podrá despegarse. El final será de una locura increíble.
En una entrevista realizada recientemente, Fernando Figueras declaró: “Soy delirante e irónico. Hay cosas que te ayudan a vivir. Si hoy estoy mal, necesito delirar con algo que me va a pasar mañana. No como evasión, sino como una manera de salir adelante”. En este libro esas dosis necesarias de delirio e ironía se muestran eficazmente, y si bien no lleguen a posibilitar que algún lector salga adelante, si les dejará una sonrisa en su cara.