Hace mucho frío cuando Artaud el Muerde Muertos es quien sopla | Manifiesto Artaud de Todo

Poema de tronco rojo

Cadáver exquisito escrito entre todos los asistentes a la presentación de Árboles de tronco rojo, de Marcelo Guerrieri.

Árboles que sangran al cortarlos,
rodeados de druidas y sus ritos,
cuentos de terror nórdicos,
la fuerza de la vida,
bichitos supersónicos escalando ramas en Uppsala,
un bosque inexplorado en Marte,
un bosque ardiente,
personas poco comunes,
poética sangre corriendo por las arterias de los árboles,
literales lapachos colorados,
eróticos troncos rojos como glandes erectos,
la imaginación en un espacio poco común y raro.

(Dos preguntas:
¿El rojo de los troncos marca
un posicionamiento ideológico?
¿Troncos rojos como arrayanes?).

Árboles del desierto norteño,
cambios en la vida misma,
dureza al atardecer, rodeada por un viento suave,
la nada y la sangre que circula
y se expande en la oscuridad,
rojo de fuego que arde
pero no se transforma en brasa ni se calcina,
sangre en las venas,
algo soñado, fantaseado,
los cuentos como árboles,
cada uno con sus diferencias,
pero con algo en común:
el tronco rojo que simboliza la pasión.

(¡Es un poco hacer trampa!
Yo, siendo alumna, leí unos de sus cuentos
y creo que refiere a su individualidad y personalidad
aunque antes de leer el título me parecía
una insinuación de lo erótico y del terror).

Árboles fogosos,
árboles con pasión,
árboles con sangre en los raíces,
árboles bañados en sangre,
árboles con mucha vida y energía,
árboles diferentes,
árboles como personas.
Un árbol representa la vida,
en la vida fluyen las pasiones,
son la sabia roja que corre por las entrañas
del hombre y el tronco del árbol,
y en la cabeza de cada uno, el fruto creador.
Un bosque de arrayanes,
aunque éstos son más naranjas que rojos.
Más salvaje: árboles regados con sangre.
Algo que surge del infierno,
o de la lava ardiente de un volcán,
para transformarse en vida,
en algo orgánico que respira,
glandes grandes,
calor, sabia roja y troncos que miran.

Todos los muertos,
ingrávidos, inmaculados, fantasmales,
duermen bajo la tierra
tras la noche de Walpurgis,
mientras los árboles muerden de pie.