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El precio de vivir es la vida

Reseña de Muerde muertos (quién alimenta a quién...), de Carlos Marcos y José María Marcos (Muerde Muertos, 2012), por Pilar Alberdi para Sobre Literatura Fantástica

“Pagamos el precio de nuestra vida 
a cambio de vivirla”, Muerde muertos

La obra reúne la correspondencia epistolar entre Blaise Orbañeja, “un viejo bibliotecario retirado” que vive en Buenos Aires y Jesús Figueras Irigoyen, un periodista de investigación, jubilado, que reside en Salamanca. Los dos hombres son argentinos. El primero, desea conseguir un viejo manuscrito titulado Tratado teórico del oficio de muerde muertos escrito en 1649 por el Conde de Orbañeja del Castillo, y el segundo desea conocer el paradero de su hermano Ignacio, desaparecido, según todos los indicios, en la ciudad de Salamanca o en sus cercanías. Lo último que se sabe de esta persona es que podía haber encontrado varias pistas para encontrar el manuscrito y también para hallar a los actuales “muerde muertos” o “croque-morts” como se los llamó en Francia a partir de 1880.
Dos autores, dos hermanos: Carlos y José María Marcos.
Dos personajes. Blaise Orbañeja y Jesús Figueras Irigoyen. Si el primero dice:” (...) los libros son cazadores de pequeñas historias”; el segundo afirma “Usted padece de la misma locura libresca de su hermano”.
Dos ciudades: Buenos Aires y Salamanca.
“Buenos Aires parece una ciudad generosa y quizá lo sea con quienes le perdonan sus errores. En verdad es una ciudad que absorbe haciéndoles creer a todos su prodigalidad. Atrapa, arrastra, corroe y aspira hasta dejar su presa sin carnes, muerta, seca. Es una ciudad venenosa y envenenada, encantadora y encantada, divertida y tiranizante”.
“No olvide que Salamanca está construida en el momento de encenderse las luces del mundo, basta levantar los ojos sobre la línea del horizonte para sentir el silencio opresivo del dorado del cielo y de sus piedras más allá del viento”.
Dos líneas de investigación:
Dice Blaise: “A través de los años siempre me las arreglé para trajinar a la búsqueda de algún manuscrito, una rara edición o cualquier antigüedad digna de mi interés”.
Desde Salamanca, Jesús contesta: “Pienso en lo paradójico de su pedido: usted quiere que le encuentre un libro que busca infructuosamente, yo, que justamente he buscado durante años a un hermano sin obtener ningún resultado positivo”.
Dos flujos de correspondencia: en donde las lecturas de los interlocutores quedan manifestadas a través de la cita de numerosos autores, clásicos y contemporáneos. Tampoco faltan libreros, librerías y bibliotecas de las ciudades de Salamanca y Buenos Aires.
Mientras los protagonistas realizan una investigación a dos bandas, las cartas recogen, además, la filosofía propia de las personas que han pasado la medianía de sus vidas e intentan explicar con palabras sus vivencias y sus lecturas con frases como estas: “la realidad no depende de los hechos, sino de las creencias”, “porque el mundo es la sensación de soledad que tenemos todos al levantarnos”.
Lo fantástico de la historia surge a partir del avance de las investigaciones; el misterio y el terror con la presencia de los “muerde muertos”; lo policial con la investigación sobre Ignacio y el manuscrito; lo erótico con la idealización de la juventud, la belleza, el deseo y el goce sexual.
También son temas de esta novela el desgaste de las relaciones, el día a día que nos libera y nos humilla, y la idealización de la tierra mítica, el lugar de origen, o aquel del que uno se siente parte, además de la idealización de la amante, frente a la mujer “esposa/compañera”. De este modo, mientras la primera como símbolo pueden colmar todas las expectativas del imaginario masculino y favorece la detención del paso del tiempo, la segunda lo recuerda constantemente. Mientras la primera promete placer y hasta un cierto rejuvenecimiento, la segunda limita porque es testigo de los fracasos personales, de las pérdidas y de la amenaza que hay en el camino recorrido o por recorrer.
Después de haber leído la obra, sin poder abandonar sus páginas, una rápida mirada sobre la estructura nos desvela, como ya he anticipado, la presencia mítica y mística del “doble”, que tanta influencia ejerció en escritores como Jorge Luis Borges, a quien también se cita en esta obra.
De esta manera, lo real subyace en lo fantástico, es un eco que nos habla del deseo de la no-muerte y la eterna juventud, del sentido que se busca y se anhela para la propia vida, porque nunca faltará “gente dispuesta a creer en maravillosas falsificaciones” de la realidad, en algo muy parecido a la vida, pero que por mucho que se intente, nunca terminará de ser esa vida que esperábamos para nosotros o para los demás.
En resumen, si la vida es difícil de vivir, aún lo es más cuando los “muerde muertos” aparecen en tu camino. Entonces, puede que encuentres algunos pulgares de pies cortados... O que sientas por ellos una predilección especial, tanto como para desear besarlos. También puede suceder que vivas el temor, la angustia, el erotismo más salvaje... Pero, no te asustes, querido lector, estos seres rara vez matan, pero algunas veces consiguen revivir a los muertos.